jueves, 13 de marzo de 2014

Hipocresías de todo color

06/Marzo/2014



Después de las triquiñuelas de unos, las dudas e indiferencias de muchos y las turbias complicidades de los sospechosos habituales, hoy al fin se reúne el Consejo Permanente de la OEA para tratar la situación de Venezuela. La sesión se hace después de casi un mes de manifestaciones en la calle estallándole por los cuatro costados Maduro y –lo más grave-, con 20 muertos e innumerables heridos, de por medio.

En esto, derechos y vidas humanas, no debería haber ideología y políticas que defender. La condena es unánime, pero la doble moral y la hipocresía no es patrimonio de un solo sector político. Por lo contrario: deshonestidad intelectual  existe en todos los lados. Así que se resulta que se debe protestar, rasgarse las vestiduras y gritar consignas al viento si se trata de un Guantánamo o de un Iraq. Y claro que hay que hacerlo, pero cuando se trata de los amigos es otro cantar... Cuando se trata de –digamos- Rusia tomándose Ucrania, el Gobierno sirio masacrando a su propia población o estudiantes venezolanos indignados con la revolución que ha empobrecido a uno de los países más ricos de América, pues a callar y que nadie note que estamos.

En esa situación se llega hoy. Momento decisivo para saber quiénes están con la democracia y quiénes hacen del cinismo, bandera. Quizá por eso, los cínicos toman protecciones desde el inicio y declaran que la reunión de ahora será a puertas cerradas. Sin prensa, léase sin testigos incómodos que cuenten a los ciudadanos de las Américas las cosas que se hacen a sus espaldas. Pero esta protección, como todo lo espurio, terminará siendo un tiro por la culata. Si por algo será recordado el Secretario General a quien el mismo comandante Chávez calificaba de insulso, será por este gesto para la posteridad.

La paradoja, es que se logra el efecto contrario a lo que se intenta: ocultar las cosas. Actuar a escondidas de los ciudadanos porque, seguramente, se tiene mucho que esconder. Recordemos que el mismo embajador de Venezuela, Roy Chaderton Matos sacó en cara de José Miguel Insulza, secretario general de la OEA, el como habían negociado el voto bolivariano para permanecer en el cargo a cambio de la cabeza del entonces secretario ejecutivo de la CIDH, Santiago Cantón.

Así, que hoy estaremos más pendientes que nunca de que actúen los verdaderos demócratas. Sean del signo que sean: Izquierdistas, derechistas, azules, verdes, amarillos, rojos, celestes o lilas… 

El pueblo venezolano debe ser protegido. Así sea de su propio Gobierno si este viola los derechos humanos. Porque exactamente eso, los derechos fundamentales fueron proclamados para proteger a los ciudadanos comunes y corrientes frente a los potenciales abusos de sus propios estados. No es al revés como se intenta proclamar en tiempos revolucionarios. 

Los derechos son universales y obligan que la comunidad internacional actúe. No es, tampoco, como algún despistado alega que los “tiempos del intervencionismo” han terminado. Exacto: ya no es tiempo de potencias actuando arbitrariamente, pero si los tiempos en que un continente democrático intervenga para proteger el bien más preciado: la vida.